12 años de yoga con la misma ilusión
Hace ahora 12 años recibí con las manos abiertas el título de Instructora de Yoga, ya llovió y como las redes sociales se encargan de recordarte cualquier fecha me he dado cuenta de cuánto tiempo ha pasado y he pensado en hacer un breve resumen y reflexión sobre el tiempo y mi vocación con el yoga. Este es un diálogo interno que llevo al papel solo para que quede constancia por si en algún momento me olvido de porqué hago lo que hago. De niña durante algunos años había practicado gimnasia artística, voleibol, baloncesto y cualquier actividad física que se me proponía, era una niña de poca envergadura física pero con un carácter inquieto e imparable. Pero todo ello cambió cuando llegó la adolescencia, porque no tenía la oportunidad de seguir practicando ningún deporte debido a las circunstancias de cambio de residencia y condiciones del devenir de la vida. Cuando llegué a la práctica de yoga estaba tan alejada de mi cuerpo y de mi mente que todo estaba contracturado y fuera de lugar. Pero al poco tiempo de práctica, mi cuerpo tuvo la sensación de estar en casa nuevamente, recordaba el movimiento corporal, el trabajo y la flexibilidad y todas las sensaciones asociadas a ello. A los 2 años de mantener una práctica regular quise ir a más, los avances y la transformación que notaba en mi misma podrían ayudar también a otras personas a recuperar su lugar y su conección con el cuerpo y la mente y entonces decidí estudiar para hacerme profesora y poder transmitir mi pasión a los demás. Como digo hace ya 12 años de aquella decisión y ahora visto desde la perspectiva que da el tiempo a todas las cosas siento una gran satisfacción por el camino recorrido. Un camino de aprendizaje constante, de curiosidad, de sinsabores también por qué no decirlo, de amigos y otros que no merecen mención. El crecimiento interior que la práctica de yoga durante todo este tiempo me ha permitido, me hace sentirme en el lugar adecuado y en el momento adecuado de mi vida a cada momento, y ésto no significa que el aprendizaje llegara a su fin, muy por el contrario cuando más practico y enseño más descubro, más aprendo y más necesidad de aprender sigue naciendo a cada momento. El yoga es tan amplio y tan rico que seguro no tendré tiempo de aprender todo lo que me gustaría y me sigue fascinando. Ahora siento una enorme sensación de gratitud por todo el camino recorrido, y por la conexión interna con el devenir y el fluir a cada momento de la práctica de yoga. Ahora todo está en armonía. Así que me viene a la mente una recomendación si es que estos años de experiencia me lo permiten a aquellos que inician sus carrera. “Ama lo que haces y sobre todo ama y respeta a aquellos a los cuales enseñas, porque ellos serán tus mejores maestros si eres capaz de tener la suficiente humildad para seguir aprendiendo en cada clase, con cada pregunta que te hacen y en cada día. Diviértete, disfruta y sigue aprendiendo” “Gracias a todos los alumn@s que he tenido y que tengo porque aunque ellos aprendan cada día conmigo, yo aprendo cada día con ellos” “Gracias a todos los maestr@s que me han traído hasta aquí”, espero seguir contando con ellos y que ellos sigan contando conmigo al menos otros 12 años más.